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Cuando la cima de la montaña se encuentra con los manglares

Brian Irwin  /  Feb 19, 2019  /  9 Min Read  /  Fly Fishing

Ansil Saunders points to the mangrove island, still visible today, where the all-tackle world-record bonefish was landed. Photo: Brian Irwin

“Sucedió ahí mismo, justo al lado de esa isla de manglares”, apunta Ansil Saunders, recordando el día en 1971 en que su cliente, Jerry Lavenstein, un deportista hoy fallecido oriundo de Virginia Beach, Virginia, atrapó un bonefish (macabí) de 7 kilos con una línea de 3 kilos y un camarón vivo. Ese pez fue un record mundial multi-categoría, y todavía lo es.

Saunders es un tipo larguirucho, de antebrazos esculpidos y tez clara, la que es anacrónica dado que lleva décadas empujando un bote bajo el sol abrazador. Ha vivido en Bimini de las Bahamas toda su vida y se retiró del trabajo como guía el año pasado, a la edad de 83 años. Saunders es biminiano de quinta generación. Comenzó a pescar a los 18 años y, al cabo de 15 en 1966, había hecho de las moscas su religión, lo que es mucho decir considerando que es un hombre devoto. Aún hoy atiende a la iglesia en la adormecida pero emergente isla de Bimini del Norte.

Saunders es un libro de historia caminante, habiendo experimentado no solo ese imperecedero momento, sino otros mucho más duros en los tiempos del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. En Bimini la segregación estaba a la orden del día. Siendo una pequeña cadena de dos islas, Bimini presenta una serie de manchones de manglares que se adentran en la ensenada que separa las dos pequeñas islas del norte y del sur. Está a solo 80 kilómetros al este de Miami, pero a un mundo de distancia en carácter.

Saunders and Jerry Lavenstein with the all-tackle world record bonefish. This image (photographer unknown) hangs in the Bimini Big Game Club, where Hemingway holed up, but Saunders was not allowed entry. Years later, thanks to the work of Saunders, equality came to the club—and Bimini. Photo: Brian Irwin

Saunders y Jerry Lavenstein con el bonefish que fue record mundial multi- categoría. Esta imagen (se desconoce al fotógrafo) cuelga en el Bimini Big Game Club, donde Hemingway se refugiaba pero a Saunders no se le permitía entrar. Años más tarde, gracias al trabajo de Saunders, la igualdad llegó al club y a Bimini. Foto: Brian Irwin

El movimiento por alcanzar igualdad racial en los Estados Unidos ha estado presente por años, pero aprovechó la inercia cuando, en 1954, la Corte Suprema dirimió en el caso de Brown v/s la Junta de Educación de Topeka, Kansas, indicando que la segregación racial en las escuelas era inconstitucional. Un año después, la famosa heroína, Rosa Parks, fue arrestada en Montgomery, Alabama, por rehusarse a ceder su asiento en un bus a un pasajero blanco. De vuelta en Bimini, a Saunders se le negó el servicio en el lodge más renombrado de la isla, el Bimini Big Game Club. Fue el comienzo de algo histórico.

Durante la década que siguió, del tira y afloja sobre el terreno de la igualdad brotaron figuras históricas de importancia trascendental, incluyendo al Dr. Martin Luther King Jr. y Adam Clayton Powell Jr. Eventualmente, las protestas y esfuerzos de estos y otros hombres se degradaron en trágica violencia, que King esperaba detener con la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964.

Da la impresión de que cada guía de pesca con mosca en Bimini le agregó un “Bonefish” a su nombre, y Ansil “la Leyenda del Bonefish” Saunders no es la excepción. Aprendió a pescar el bonefish de su tío, “Bonefish Sam”, siete décadas atrás. Al poco tiempo se dio cuenta de que los botes adecuados para pescar en los bajos eran caros y difíciles de encontrar. Mejor hacerlos que comprarlos. Y mientras estaba en eso, decidió vender estas embarcaciones.

En la costa de Bimini del Norte, el agua verde y cremosa se arremolina en un bucólico embarcadero. Es aquí donde Saunders ha vivido por 40 años, construyendo botes, 34 en total, que es lo que ha hecho desde que cumplió 15 años. Él mismo recoge los árboles caídos por el viento, dimensiona la madera y hace un trabajo que es realmente un arte con una leva de 8 pulgadas. Hoy, a los 84 años, renunció a la construcción de botes, por lo que confía en su creación del 2002, Joya, para moverse por los bajos. A pesar de que dejó de guiar, todavía pesca casi a diario, esperando con paciencia las colas o los veloces destellos de plata en la amplia ensenada que separa a Bimini Norte y Sur.

For more than 40 years Ansil Saunders constructed his flats skiffs in this waterside boathouse in Alice Town on North Bimini. Photo: Brian Irwin

Por más de 40 años Ansil Saunders construyó esquifes para bajos en su cobertizo adjunto al mar, en Alice Town, Bimini del Norte. Foto: Brian Irwin

Fue a través de este estuario, entre kilómetros de duros bancos de arena y peces dispersos, que nos mostró los alrededores. Joya es un nombre adecuado para este bote, ya que fue en él donde Saunders se refirió a sus dos encuentros con la reina Isabel. “Le hice un collar de conchitas”, nos dice. “Usé un torno dental para hacer los hoyos en las conchas. Tomó dos semanas”.

Saunders ha conocido y guiado a muchas figuras notables, incluyendo a Richard Nixon y Joe Namath, y se arroga el concepto de Super Bowl, una idea que asegura haber incubado mientras guiaba a Pete Rozelle, comisionado de la NFL por 30 años. Pero su cliente más notable fue el Dr. Martin Luther King Jr.

En 1964, King vino a Bimini para solicitar ayuda del auto exiliado congresista por Nueva York, Adam Clayton Powell Jr. Powell era un personaje controversial pero poderoso. Era un miembro permanente del Congreso y presidente del Comité de Educación y Trabajo, la posición más poderosa que un afroamericano hubiera ocupado en el Congreso hasta ese momento. A principios de los sesenta frecuentaba Bimini, su retiro favorito. Su pasión por los viajes tuvo consecuencias y, más tarde, en 1967, fue acusado de corrupción, malversación de fondos del comité y extenso tiempo recreacional a costo del gobierno. Eventualmente, en 1967, fue “excluido” por el Congreso de participar hasta finalizar una investigación por su comportamiento. Powel demandó por recuperar su asiento y, en 1968, fue reelegido en su posición. Sufrió una derrota definitiva 1970, cuando perdió la elección y se retiró a Bimini, donde pescó por el resto de sus días. En 1972 Powell murió, y sus cenizas fueron dispersadas en las aguas de Bimini por su hijo.

En 1964, Powell aún estaba en el poder y su historial en el Congreso respecto de temas relacionados con derechos civiles era fuerte. Powell aún no había fallado en impulsar un caso de derechos civiles en el Congreso, haciendo que su voto fuera crítico para lograr la misión del Dr. King, aprobar una legislación aplicable que erradicara la segregación, utilizando legislaciones existentes como la Ley de Derechos Civiles de 1964. Los electores de Powell, incluyendo al popular barrio de Harlem, y King, necesitaban su apoyo. Entonces King cortejó a Powell en Bimini, esperando construir una fuerza conjunta en contra de la segregación. Mientras se hospedaba en el Bimini Big Game Club, donde se sabía que Hemingway solía escaparse, King pescó con Ansil Saunders. En las profundidades de un arroyo en los manglares, a bordo del bote de Saunders, escribió el discurso con el que recibiría el premio Nobel de la Paz.

El 10 de diciembre de 1964, King habló en Oslo, Noruega. “Acepto el premio Nobel de la Paz en un momento en el que 22 millones de Negros en los Estados Unidos de América están ligados a una creativa batalla para poner fin a la larga noche de la injusticia racial. Acepto este premio en nombre de un movimiento por los derechos civiles que se mueve con determinación y enorme desprecio por el riesgo y el peligro, para establecer el reino de la libertad y el reinado de la justicia.”

Saunders’ last creation, Jewel, is the only boat on his property and his finest work of art. It’s aboard her that he still fishes, almost every day, for bonefish. Photo: Brian Irwin

La última creación de Saunders, Joya, es el único bote en su propiedad y su mejor obra de arte. Es a bordo de ella que aún pesca bonefish, casi todos los días. Foto: Brian Irwin

El Dr. Martin Luther King Jr. no era un hombre alto. Con solo 1,70 metros, sus palabras eran poderosas, su comunicación oportuna y era persuasivo a un nivel que el país no había visto nunca antes.

De acuerdo a Saunders, King no mojó una línea, más bien “pescó” con sus ojos solamente, asimilando el paisaje mientras cerraba su discurso mental y físicamente. Tomó todo el día, con Saunders sondeando suavemente entre bajos y canales, presionando contra gruesos cardúmenes de bonefish mientras King escribía, veloz y silenciosamente. King le pidió a Saunders que atara el bote en el arroyo antes mencionado, donde terminó de escribir las palabras que luego inspirarían a generaciones. “Tarde o temprano”, escribió King ese día, “todas las personas del  mundo deberán descubrir una manera de vivir juntos en paz, y así transformar este lamento cósmico aún pendiente, en un salmo creativo de hermandad.  Si queremos lograrlo, el hombre debe evolucionar, desde el conflicto humano, un método que rechace la venganza, la agresión y las represalias. El fundamento de un método así es el amor”.

King terminó su borrador. Cerró su libreta y miró a Saunders. “¿Tú que dices?” le preguntó. Ansil sacó de su bolsillo un salmo que había escrito, uno que ahora llama “la Canción de la Creación”. Se lo cantó a King. Continuó por mucho minutos, tras los cuales hubo un silencio. King se puso de pie en el bote hecho a mano. “Oh Dios mío. Puedo extender la mano y tocar el rostro de Dios. Puedo extender la mano y tocar el rostro de Dios”.

This memorial to Dr. Martin Luther King Jr. was funded by donors, but assembled by Saunders, without help. An unnamed artist donated the cast. Photo: Brian Irwin

Este memorial para el Dr. Martin Luther King Jr. fue financiado por donantes, pero ensamblado por Saunders, sin ayuda. Un artista desconocido donó el molde. Foto: Brian Irwin

El día en que Saunders nos mostró el lugar donde King había escrito el discurso, que ahora llama la tierra sagrada, detuvo el bote al lado de una estatua de King que se está sobre un pilar empujado dentro del barro. “Aquí es donde escribió. Cuando llegamos aquí, a Bonefish Creek, los pargos arrancaron y los pájaros cantaron. King dijo ‘Mira toda esta vida ¿Cómo puede haber tanta vida y algunos que no creen en Dios?’”

Saunders se paró en su bote, mi esposa Lori y yo éramos su única audiencia en kilómetros. Apuntando con un dedo al cielo cantó, “Solo mira a tu alrededor y encuentra a Dios en todo, su nombre escrito en cada pequeña gota de lluvia”. Lo escuchamos por diez minutos completos y cuando el canto terminó, lágrimas rodaban por el rostro de mi mujer.

Tras terminar su salmo, Saunders continuó. “King vino a Bimini en 1968. Vino a inspirarse. En mi bote escribió su discurso en apoyo de la huelga de los trabajadores de sanidad. Había estado recibiendo amenazas de muerte. Sabía que iba a morir. Así que terminó su discurso con su propio elogio”.

“Como cualquiera”, King dijo en su discurso, “me gustaría vivir una vida larga, la longevidad tiene su atractivo. Pero eso no me preocupa ahora… He visto la Tierra Prometida. Tal vez no llegue allí con ustedes. Pero esta noche quiero saber que nosotros, como personas, llegaremos a la Tierra Prometida”.

Saunders derramó una lágrima. “Lo último que me dijo fue, ‘Mantén la fe, Ansil. Mantén la fe y propágala con delicadeza’”. Tres días después de dejar Bimini, el 3 de abril de 1968, King dirigió el discurso “He Estado en la Cima de la Montaña”. Al día siguiente fue asesinado.

Ansil welcomed us into his dusty boat shop, eager to share his space and his story. Photo: Brian Irwin

Ansil nos dio la bienvenida en su empolvado taller de botes, ansioso de compartir su espacio y su historia. Foto: Brian Irwin

Saunders es, hasta el día de hoy, un alma gentil, una que ha visto terminar la larga marcha hacia la igualdad en la erradicación legal de la segregación. De vuelta en casa, se sienta en el Bimini Big Game Club hasta que finalmente ceden y le sirven el almuerzo. Cuando se le pregunta cuántos días pesca bonefish en la actualidad, Saunders me arroja una mirada confundida. “Todos los días, por supuesto. Salgo todos los días”.

En mi último día en el estuario de Bimini terminé con otro guía, Bonefish Ebbie. A medida que el sol se pone sobre el salado piélago de los bajos, un pequeño bote de madera aparece en el horizonte. En él, de pie, un viejo solitario sostiene una caña en busca del bonefish.

“¿Quién es ese Ebbie?”, pregunté.

“Ansil. Está ahí afuera todos los días. De cierto modo, es su isla. Está ahí todos los días. Manteniendo la fe”.

 Esta historia apareció originalmente en The Flyfish Journal.

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