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La primera foto: el monte Whitney

 /  julio 15, 2020 Lectura de 8 Minutos  /  Climbing

Un viaje a la sierra, con buena luz y solo un caso de mal de altura.

Brian Nix and David Yasbek en la aproximación a la cara este del monte Whitney. Foto por Kyle Sparks.

Viernes 2 de Octubre, 5:30 p.m.

Entramos a Lone Pine con el ocaso. Yo, Brian Nix, Jen Paludi y David Yasbek. He estado aquí antes para hacer fotos del monte Whitney, pero esta es la primera vez que intento escalar la montaña, la más alta de los Estados Unidos continentales. La miré hechizado.

Unos minutos más tarde, cuando estamos esperando cruzar la calle con mi amigo Brian Nix, notamos un poste de luz tambaleándose. Lo primero que pensamos es que es producto del viento, pero luego el suelo comienza a temblar y atrás mío un techo cruje y una ampolleta se sale de su soquete reventando en el piso. Terremoto.

Más tarde ese día nos encontramos para cenar con algunos de los amigos de Brian del departamento de bomberos en Lone Pine. Recién habían terminado el sendero del Portal y nos informaron que no había nieve ni hielo en el paso Whitney-Russell, pero que está muy frío y ventoso en la cima de la montaña. Jen, Brian y yo engullimos un montón de comida mexicana. David pide solo una porción de papas fritas.

Después de cenar dejamos el restaurant y manejamos unas cuadras abajo a un estacionamiento tenuemente iluminado para cambiarnos la ropa casual por nuestra ropa de hiking. Siento como si nos preparáramos para la batalla y, justo en ese momento, por los parlantes de la radio del jeep, suena la canción “Sgt. MacKenzie” de la película We Were Soldiers. Cada uno con su equipo listo y todos hacemos un ultimo chequeo a nuestras mochilas para asegurarnos de que no dejamos nada imprescindible olvidado. Decidimos dejar nuestros piolets.

Jen, Brian, David y yo nos apuramos hacia el inicio del sendero. David pide algo de música energética y Brian pone unos temas, Incluyendo la canción motivadora por excelencia de todos los tiempos, “Eye of the Tiger.” Luego de avanzar rápidamente unos kilómetros llegamos al inicio del sendero y emprendimos camino bajo un blanco manto de luz de luna.

Después de unos 15 minutos llegamos al desvío de la ruta para montañistas, donde el desnivel se acrecienta rápidamente. Esta ruta no es ni remotamente tan popular como es el sendero del Portal debido a su dificultad y exposición. No se necesita equipo de escalada en roca, pero si te caes te va a doler. Tenemos acantilados a cada lado y la ruta corta justo entre ellos por algunos kilómetros.

Después de varias horas de caminata, Brian nos dice que necesita un descanso. Nos sacamos nuestras mochilas y nos sentamos en las rocas. Comienzo a hurgar en mi mochila en busca de algo para comer cuando levanto la vista y veo a Brian vomitando su cena. Nuestra pequeña pausa se convirtió rápidamente en algo más. Brian está mostrando signos de mal de altura. Vomita tres o cuatro veces más, luego se para y dice, “¿Están listos? Deberíamos continuar”. El es mayor y ha hecho este tipo de cosas más veces que yo, asique me pongo la mochila y continuamos camino hacia el lago Iceberg, nuestro destino para pasar la noche.

La primera foto: el monte Whitney

2:59 a.m. David Yasbek se prepara para el vivac en el lago Iceberg durante un viaje de escalada al monte Whitney. Foto: Kyle Sparks

Llegamos al lago y nos dividimos para buscar refugio del viento. Encuentro un pequeño grupo de rocas y llamo a los demás, saco mi cámara y me pongo a sacar fotos. La luna está justo entre la cumbre del monte Whitney y la aguja Keeler, posando para unas bellas imágenes de paisaje nocturno. Por algunos minutos estamos todos ocupados en algo. Jen está ajustando el toldo, David hojea la guía, yo hago fotos y Brian vomita, apoyado en una roca con la cabeza entre sus rodillas.

Luego de otra sucesión de tres o cuatro vómitos Brian expone su caso declarando que está mucho mejor y listo para comenzar a escalar el espolón este. Esto era parte del plan original. Íbamos a hacer la aproximación hasta el lago Iceberg, y una vez ahí Brian y David Iban a comenzar el espolón este. Harían cumbre, volverían al paso Whitney-Russell y, desde ahí, comenzarían la ruta de la cara este. En ese punto Jen y yo subiríamos por el paso y nos reuniríamos todos en la cumbre. Funcionaba bien en el papel. Después de discutirlo un poco Brian decide que él y David dormirían con nosotros y al amanecer se levantarían y comenzarían a escalar una de las dos rutas. Es este punto se presentaba un dilema, porque como habían pensado pasar la noche escalando, David y Brian no tenían saco de dormir ni colchoneta. Asique aquí estamos, con solo dos sacos de dormir, una colchoneta y media y ni una carpa, ya que los cuatro la habíamos catalogado como “exceso de equipaje”.

Brian se acuesta junto a Jen y gusanea dentro de su saco extra pequeño. Logra meter sus piernas pero el saco le llega hasta el codo, así que duerme con su parka de plumas. Ellos logran el desafío sin mayor incomodidad emocional. Para mi y David la situación es un poco diferente, me ofrezco a ser la cuchara grande y nos apretujamos de lado dentro del saco. Dormimos toda la noche sobre la cadera derecha ya que es la única posición en la que logramos caber.

Pongo la alarma de mi teléfono para que nos despierte a las 6:30 porque quiero capturar el brillo alpino en el rostro del Whitney. Esto significa que podré dormir solo tres horas, pero no me perderé esta oportunidad. Durante toda la noche el viento y el frío me despiertan, pero estamos todos en la misma situación.

Cuando finalmente suena mi alarma, el sonido es penetrante. Temblando, busco el teléfono en la mochila, logro encontrarlo, apago la alarma y tomo mi cámara sin salir del saco. David está levantado, corriendo al rededor del campamento intentando ganar calor.

La primera foto: el monte Whitney

David Yasbek revisa su guía bajo la cara este del monte Whitney. Foto: Kyle Sparks

La falta de sueño valió la pena. El brillo alpino está en todo su esplendor y logro capturar excelentes imágenes de David parado frente al monte Whitney. Después de fotografiar por diez minutos el brillo se va y la luz se vuelve plana y aburrida. Siempre he encontrado interesante cómo la buena luz puede cambiar tan rápidamente y perder todo lo que la hizo interesante y atractiva.

A esta hora Jen y Brian están despiertos y Brian conversa con David sobre cuál ruta van a Intentar. Luego de discutirlo deciden escalar la ruta por la cara este, lo que es genial para mi porque significa que podré fotografiarlos desde nuestro improvisado campamento mientras escalan. Armamos un plan: Brian y David dejarán el campamento primero y comenzarán a escalar. Una vez que Jen y yo los podamos ver en una sección determinada de la cara, dejaremos el campamento y terminaremos la ruta del montañista. Suponemos que eso será más rápido que la escalada, por lo que deberíamos llegar todos a la cumbre más o menos al mismo tiempo. Brian y David parten, Jen y yo volvemos a dormir.

La primera foto: el monte Whitney

David Yasbek se aproxima a la cara este del monte Whitney. Foto: Kyle Sparks

Me despierto más tarde al escuchar los gritos de Brian, “¡Kyle! ¡Kyle! ¡Hey, Kyle!”, y veo dos pequeños puntos en la sección de la ruta previamente acordada. Rápidamente cambio el lente de la cámara e intento encontrarlos en la pared mirando por el visor de mi cámara. No es tarea fácil, porque tengo que buscar dos tipos de uno ochenta en una extensión de más de 549 metros de roca. Eventualmente encuentro a Brian y David y hago unas fotos  de ellos resolviendo algunos pasos de la ruta. Más adelante, cuando miré los RAW originales, esta sesión fue la única vez que capturé a David y Brian juntos escalando la montaña. Una vez que están fuera de mi vista Jen y yo desarmamos el campamento y empacamos nuestro equipo.

Con Jen comenzamos la larga sección de roca sedimentaria del paso Whitney-Russell. Las piedras están sueltas y está extremadamente frío, con un fuerte viento de frente. A mitad de camino a la cumbre intento tomar agua de mi bolsa de hidratación pero está congelada.

La primera foto: el monte Whitney

Jennifer Paludi en asciende el paso Whitney-Russell en la ruta del montañista del monte Whitney. Foto: Kyle Sparks

Afortunadamente el agua de Jen aun está líquida asique tomo un poco de la de ella. A unos cientos de metros de nosotros un grupo de cuatro viene bajando por el paso. mientras se acercan me doy cuenta de que están en cordada y completamente equipados. Parecía exagerado. Además vienen pateando piedras sueltas hacia nosotros. Para sortear esta situación con Jen apuramos el tranco y los pasamos.

Dos horas después llegamos arriba del paso. Desde aquí podemos ver directamente los parques nacionales Kings Canyon y Sequoia. En este punto de la ruta tenemos dos direcciones posibles para elegir cómo llegar a la cumbre. La primera opción es caminar rodeando hacía el otro lado de la montaña y hacer cumbre por el oeste. El problema con esta ruta es una sección de 9 metros de roca sedimentaria. La segunda opción son 152 metros de escalada de tercer grado. Decidimos ir por este camino. Una vez terminado el traverse nos queda una sección rápida a la cumbre.

Llego arriba primero y veo el pequeño refugio en la cumbre del monte Whitney. Jen viene justo atrás mío y al ver esto saltamos celebrando por un momento. En ese momento Brian y David salen del refugio, el grupo completo celebra por unos 10 segundos y nos precipitamos dentro del refugio para intentar calentarnos un poco.

Después de compartir cómo estuvieron nuestras respectivas escaladas, comer algo e hidratarnos, era hora de salir de la montaña siguiendo los casi 18 km del sendero del portal, que va por la ladera del Whitney en vez de la ruta del montañista que es más directa, por el frente de la montaña. Es muy similar a otros senderos en la Sierra Alta, vas sobre la línea de arboles, expuesto al viento, equilibrándote sobre grandes piedras grises y siguiendo un interminable zig-zag. El sendero desciende 1800 metros al tomarlo desde la cima. En una sección de zig-zag bajas solo 10 metros verticales en una sección de 21 metros de sendero. A medida que pasan los kilómetros el sol comienza a ponerse y cambiamos de lentes de sol a linternas frontales.

Puedo ver las luces traseras de los autos y tenues luces de las linternas de caminan por el estacionamiento. Ya casi termino con este encargo de fotografías. Mi rodilla derecha me ha estado doliendo, con lenta mejoría. Poco después de las ocho entro cojeando al estacionamiento donde Brian, Jen y David están desempacando y preparándose para manejar a casa. “Hey, Kyle, ¿cómo sigue tu rodilla? ¿Crees poder manejar tú esta noche?” pregunta Brian. “Mi rodilla se siente como si la hubiesen apaleado” respondo.

Empacamos el resto de nuestras cosas y manejamos saliendo del Portal hacia Lone Pine para cenar algo y luego a casa en Oxnard.

Entregué la imagen de  Brian y David como una semana después del viaje, y dos años después fue elegida para un banner que estaría tres meses en Patagonia.com con la frase “regalos para senderistas que duran por siempre”.

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