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Un amor en ascenso

Lor Sabourin  /  septiembre 28, 2021  /  Lectura de 10 Minutos  /  Climbing, Comunidad

Detrás de escena de la película They/Them (Elle/Elles).

Lor Sabourin en un crux mental—y físico—en Cousin of Death, al norte de Arizona. Foto: Blake McCord

Advertencia de Contenido: Esta historia incluye discusiones sobre trastornos alimenticios, disforia de género, autoflagelación y suicidio. Si bien hemos hecho todo lo posible por explorar estos temas cuidadosamente, recuerda que estamos mirando a través del lente de la experiencia de une persone en particular. Por favor cuida de ti misme mientras lees esta historia y usa los recursos para encontrar apoyo, proporcionados al final, si tienes dificultades con alguno de estos temas.


Cuando sobreviví a una sobredosis, a los 17 años, me prometí no volver a tocar fondo, jamás. Había visto el dolor en el rostro de mi madre, la rabia en la mirada de mi hermana y el miedo en las cuidadosas palabras que me dedicaron mis amistades. Supe que no podía hacer pasar por eso, una segunda vez, a la gente que quería. Necesitaba encontrar una manera de sentirme a salvo en el mundo.

Como persona no binaria, aprendí a temprana edad que estaba más segure cuando minimizaba mi identidad de género. Si simplemente no hablaba de ser transgénero, y especialmente si evitaba las partes más complicadas de mi historia, podía pasar por la vida con interacciones que combinaran perfeccionismo, una actitud complaciente con las personas y un humor oportuno. Esta estrategia de supervivencia era agotadora y solitaria, pero podía hacer que funcionara si tomaba las cosas un día a la vez.

Un amor en ascenso

Le autore en su elemento: escalar grandes rutas con grandes amistades. Foto: Jeremiah Watt

Entonces, cuando mi amigo Blake me preguntó si estaría interesade en hacer una película sobre la intersección de mis experiencias como persona trans y atleta, no fue como que corriera para aprovechar la oportunidad. De hecho, si cualquier otro cineasta hubiese propuesto la idea, probablemente habría dicho que no. Aún no había abierto mi identidad no binaria ante muchas personas y, además de eso, todavía me estaba recuperando de una batalla de dos décadas con mi cuerpo y mi relación con los deportes.

Sin embargo, Blake no era un cineasta cualquiera. Blake era un amigo cercano, alguien que me había demostrado innumerables veces que estaba de mi lado. Lo conocí durante mi primera semana en Flagstaff, Arizona, cuando mi entusiasmo por la escalada había superado por fin mi temor a conocer gente nueva. Blake estaba sentado bajo el gran desplome del boulder del gimnasio, leyendo un libro. Comencé a caminar hacia él, me ganaron los nervios, me di la vuelta y luego me obligué a caminar hacia él de nuevo. Miró hacia arriba. “Entonces, eh, ¿necesitas que alguien te asegure?”, pregunté torpemente. “No”, respondió. Me sentí horrible. Empecé a retroceder. “Pero me encantaría escalar contigo un rato”.

Blake era uno de los escaladores más fuertes de la ciudad, pero no me hizo sentir vergüenza ni me apuró cuando tuve dificultades para comenzar algunas rutas esa noche. Me presentó a sus amigos y se aseguró de que me sintiera incluide.

Durante los años que siguieron, Blake se convirtió en la persona para la que guardaba historias divertidas y con quién me desahogaba cuando pasaba momentos difíciles. Su risa generosa y su gentil curiosidad hicieron que compartir con él se sintiera natural. Con el tiempo, se convirtió en una de las pocas personas con las que hablé abiertamente sobre mi identidad de género. Frente a Blake, no se sentía peligroso.

Había llegado a confiar en Blake, pero esta situación se sentía más comprometedora. Compartiría mi historia con Blake, pero luego se compartiría con mucha gente más. “¿Qué tienes en mente?”, pregunté con cuidado.

Sin embargo, Blake no tenía un storyboard o un guion, ni siquiera un marco de referencia para la historia. Era obvio que no tenía una agenda oculta para el proyecto. “Es tu historia”, dijo. “No estoy interesado en escribirla. Solo quiero ayudar a contarla”.

Le dije a Blake que lo pensaría y partí a casa a escribir una lista de razones por las que no debía participar en el documental:

  • He pasado tantos años enmudeciendo y huyendo de mi identidad. Eso seguramente aparecería en la película.
  • Tengo muchos privilegios. Soy de tez blanca e identificable como masculino. Esas cosas me hacen menos propense a experimentar violencia que muchas personas en la comunidad LGBTQIA2S+. Quiero hacer algo para abrir la puerta a las historias de quienes han tenido experiencias diferentes a la mía.
  • No quiero que escalar sea mi profesión. Ya he sacrificado demasiado para lograr cosas en deportes que pensé me harían más resistente, a prueba de balas. Ahora, quiero vivir de manera más auténtica y no tener que preocuparme por cambiar mi presentación de género para sentir que pertenezco.
  • No tengo todas las respuestas sobre ser trans… ni siquiera para lo que realmente significa mi identidad.

Volví a mirar la lista. Sin saberlo, había escrito una lista de razones para decir que sí.

Un amor en ascenso

Navegando una fisura en Moab, Utah. Foto: Blake McCord

Algo interesante sucede cuando verbalizas lo que alguna vez fuera fuente de vergüenza.  Después de llamar a Blake para decirle que aceptaba hacer la película, Blake invitó a su amigo Justin al equipo, un talentoso director y contador de historias. Al comienzo del proceso de filmación, Justin me pidió que compartiera los pronombres que me identifican. Mi respuesta fue como una disculpa. “Prefiero ‘elle’ y ‘elles'”, dije en voz baja, “pero honestamente, responderé a cualquier cosa. No te preocupes por eso. Realmente no me importa”.

Justin sonrió, me agradeció por compartir mis pronombres con él y me dijo que estaba feliz de usar “elle” y “elles”. Había imaginado que usar pronombres de género neutro sería pedirle demasiado a algunas personas, incluso cuando ellos hacen que mi experiencia sea mucho más cómoda. Ese sencillo gesto de Justin fue un vistazo al poder de confiar lo suficiente en otra persona como para hablar con honestidad sobre las formas en que podrían apoyarme. Sentí que mi vergüenza se disolvía mientras pasábamos a otro tema.

Durante los siguientes meses, comencé a experimentar compartiendo mis pronombres con más confianza. A través de su voluntad de aprender, Justin y Blake me enseñaron que no era mi responsabilidad restar importancia a mi identidad para la comodidad de los demás.

Mientras discutíamos las ideas iniciales para la historia, comencé a entusiasmarme por las entrevistas de formato libre, que se sienten más como una conversación. Durante una de mis primeras conversaciones con Justin, cuando le conté la historia de mi intento de suicidio, comencé a disculparme.

“Quizá esto es mucho”, comencé. “No quiero simplemente contar otra historia más de une persone queer y la batalla por su salud mental”.

Levanté la mirada y vi lágrimas en los ojos de Justin. “Estas contando la historia de ser humano, Lor”, dijo con sinceridad. “Esta historia será importante para mucha gente que la escuche, no solo la comunidad queer”.

La escalada es un deporte que te hace vulnerable. El estrés de poner a prueba los límites de mis capacidades físicas en un entorno de alto riesgo puede hacer que se sienta imposible disimular emociones incómodas—como el miedo o la frustración—de la misma manera que puedo hacerlo con los pies en la tierra. Esto es especialmente cierto cuando la ruta es más difícil, y la ruta que elegí para escalar en la película, Cousin of Death, parecía un sueño imposible de realizar.

Blake fue a filmar mi primer intento en la ruta. A lo largo del día, mientras trataba de manejar el nerviosismo de orientarme entre la exposición y la pendiente, sentí una suerte de alivio al saber que mi amigo estaba colgado a mi lado. Al principio, fue vergonzoso fallar repetidamente frente a él. Quería parecer que sabía lo que estaba haciendo. Pero Blake dejó en claro desde el principio que no estaba allí para capturar mi éxito. Estaba allí para pasar tiempo conmigo en la pared.

Un amor en ascenso

Lor resuelve los delicados primeros pasos de Concepcion, cerca de Moab, Utah. Foto: Blake McCord

Como la ruta tiene una naturaleza que exige compromiso, trabajé varios de los largos en solitario, con un top rope, y recluté cordadas solo para días específicos en los que pensaba que podría conectar las partes y tratar de puntear todo varias veces. De alguna manera, Blake se convirtió en mi cordada para esa ruta. Cuando me asustaba, lo miraba y nos sonreíamos. Cuando mi pie se resbalaba, haciendo fracasar lo que de otra manera habría sido un pegue impecable, compartíamos una mirada como de entusiasta desilusión. Muchas de las conversaciones de mayor vulnerabilidad en la película son el resultado de momentos llenos de franqueza colgando de las reuniones, en los que reflexionábamos sobre temas que se sentían intocables fuera de la pared.

Blake y Justin se hicieron aliados para explorar esos temas “intocables” durante las conversaciones, como los desordenes alimenticios y los mensajes negativos sobre la personas LGBTQIA2S+ que tenía internalizados. Un día, le confié mi angustia a Blake. “Ojalá tuviera las cosas más resueltas”, me quejé, “me preocupa estar dando un mal ejemplo al compartir cosas como esta. Todavía tengo días malos”. Blake me recordó que el hecho de que todo esto aún fuera una batalla para mi, era la razón por la que estamos contando la historia. “Estamos contando una historia sobre un ser humano, Lor”, dijo amablemente, “así que tiene que haber espacio para que realmente seas un ser humano”.

Con el descubrimiento de esta libertad para la imperfección, comencé a sentir más curiosidad por mi relación con la comida y el ejercicio. Pensamientos como: “jamás podría comer eso”, lentamente cambiaron a: “me pregunto cómo será que sabe eso”, y comencé a experimentar tomándome días de descanso. Mi cuerpo cambió y me critiqué menos por eso también. Ya no estaba librando esa batalla en soledad.

Esta expansión se tradujo en una apertura de mente y una mayor tenacidad en mi escalada. Más que nunca, sentí la seguridad suficiente como para permanecer en el estrés de lo desconocido. Empecé a conectar movimientos que me parecían imposibles y me juzgué menos cuando sentía miedo. Mi proyecto imposible comenzó a sentirse alcanzable.

Los meses y años de grabación fueron transformadores para mi. En la medida que comenzaba a sanar, la historia sobre une persone que se descubría y maduraba su identidad se revelaba naturalmente. No fue sin miedo y confusión, pero más con el coraje de alguien que sabe que cuenta con un equipo de personas listas para atajarle si llegase a caer. De alguien a quien se presencia con amor incondicional. No sé si habría tenido la audacia de crear una vida sustentable—algo que me dijeron una y otra vez que nunca sería accesible para mí—sin la invitación que esta película me hizo para reflexionar sobre lo que quería transmitirle al mundo.

La vergüenza proviene de una creencia aparentemente inquebrantable de que si alguien supiese realmente quién eres, y lo que has hecho, no te querría más. Blake y Justin crearon desde el comienzo un entorno que eliminó la vergüenza. Ni Blake ni Justin comenzaron la película con la experiencia de ser miembros de la comunidad LGBTQIA2S+ ni con un diploma en estudios de género. En su lugar, vinieron con la convicción de contar una historia que se sintiera humana y auténtica sin dañar a su amigue. Así como lo prometió Blake, no intentaron escribir una historia. Ellos estaban ahí para escuchar, reflexionar y compartir lo que escucharon.

Un amor en ascenso

Despegando desde el suelo. Foto: Blake McCord

A menudo, pensamos en que ser “aliados” significa memorizar un manual de lo que se debe o no se debe hacer o decir, o de luchar agresivamente por defender los derechos de la otra persona. La educación y la vocería son, por supuesto, esenciales a la hora de enfrentar la opresión sistémica, pero hay una versión más sutil del ser aliados que aprendí durante este proyecto. Se trata del compromiso constante por crear un mundo donde las personas a las que amas se sientan seguras en sus cuerpos. Es el compromiso constante por escuchar, recalibrar y verificar que una persona sepa que te importa.

Cuando encadené en un pegue, desde el suelo, era une escaladore diferente que cuando comenzó la temporada. En el pasado, tenía que consumar grandes proyectos para probarme que valía lo suficiente como para pertenecer a la comunidad de la escalada. Pensaba que mis logros atléticos compensaban lo que fallaba en términos de mi identidad, como mi género, que sentía me mantenía en desventaja. Ahora, por el contrario, simplemente quería celebrar el esfuerzo que había puesto en la ruta esa temporada. Estaba ahí para escalar porque era algo que me gustaba hacer y creía, verdaderamente, que merecía sentir satisfacción y disfrute.

Este verano, una amiga me preguntó, “¿Cómo contarías tu historia si realmente creyeras que cada persona que la fuese a escuchar ya te quisiera?”.

Hice una pausa. Su pregunta parecía contraponerse a mi experiencia como persona transgénero en un mundo en que se debatía mi derecho a existir; también era una descripción de lo que acababa de hacer con Justin y Blake.

Esta película, y las transformaciones que ella inspiró, requirió de un equipo comprometido al caos absoluto del proceso de aprender y crecer.

Si bien por cierto que me aterroriza compartirla con un mundo que no me ha demostrado aún que sea seguro hacerlo, también me entusiasma conocer la capacidad de una comunidad más grande para unirse a la conversación. Estoy emocionade de descubrir si este tipo de amor y deseo de aprender se puede amplificar.

Ve el trailer de They/Them (Elle/Elles) y acompáñanos para el estreno, el 6 de octubre de 2021 a las 5pm (PDT), que estará complementado por un panel de discusión.

Si tú o alguien a quien quieres está experimentando una crisis de salud mental, hay algunas organizaciones que podrían ayudar en los Estados Unidos:

Proyecto Trevor: 1-866-488-7386

Trans Lifeline: 1-877-565-8860

Línea de Vida de la Red Nacional de Prevención del Suicidio: 1-800-273-8255

Número de Ayuda de la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios: 1-800-931-2237

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