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La solución colectiva

Andrew O’Reilly  /  Lectura de 4 Minutos  /  Activism, Comunidad

Una ex chica de ciudad encuentra respuestas y empoderamiento en la naturaleza.

Daniela Concha Hernández sostiene una cuchara de plástico que flotó hasta la costa en Caleta Tumbes, un pequeño pueblo pesquero ubicado en la región del Biobío, en Chile, conocido por sus productos marinos, coloridas embarcaciones y su borde costero.

Nota del Editor: En 2022, lanzamos una serie de perfiles sobre las personas que componen Bureo, nuestro socio que recolecta y transforma redes de pesca desechadas por parte de pescadores locales en las costas de América del Sur y las reutiliza para fabricar el material NetPlus® que usamos en nuestras chamarras, viseras para gorras y shorts Baggies. En esta entrega conocemos a Daniela Concha Hernández, directora ejecutiva de Fundación El Árbol, una organización sin fines de lucro fundada en 2012 para promover el cuidado del medioambiente en la región del Biobío, de Chile, y destacar a las comunidades locales que buscan soluciones a la crisis climática.

Palabras de Daniela Concha Hernández tal como se las dijo a Andrew O’Reilly

Todas las fotos por Jürgen Westermeyer

Cada verano durante mi niñez, mi familia empacaba nuestras cosas en la ciudad y se iba a la cabaña de mi abuela en el campo. No era un lugar muy elegante —tenía piso de tierra, una cocina a leña y estaba a kilómetros de distancia de los pueblos más cercanos— pero no puedo imaginar un mejor lugar donde pasar los veranos para una niña pequeña. La cabaña estaba rodeada de bosques antiguos y un río, frío y claro, que corría hacia el océano Pacífico. Había flores silvestres por todos lados, todo tipo de animales y claros entre los árboles que llevaban a pequeñas granjas familiares.

Yo pasaba mis días explorando el bosque y el río. Desde muy pequeña, mis padres y mi abuela me inculcaron la importancia de proteger los lugares salvajes de Chile. Fue en la cabaña de mi abuela que desarrollé una verdadera y poderosa conexión con la naturaleza. Y si eso pudo pasarle a una niña de ciudad como yo, ¿por qué no podría replicarse con otros niños y niñas?

Estudié biología y microbiología ambiental, pensando que podría ser una buena forma de ayudar a proteger las aguas de Chile de los contaminantes y así limpiar los ríos y el mar del país. Pero no fue hasta que empecé a trabajar con niños en la Fundación El Árbol que me di cuenta de que la solución para proteger el medioambiente de Chile no estaba en un laboratorio o en tecnologías más nuevas, sino en las personas. El trabajo que hicimos con estos niños en Concepción, enseñándoles sobre conciencia ambiental, técnicas adecuadas para el reciclaje o cómo hacer compost, fue revelador, tanto para mí como para los estudiantes. Niños que al principio estaban super incómodos por estar descalzos en el pasto, rápidamente quedaron asombrados por estar al aire libre.

Este tipo de educación y experiencias es lo que estamos tratando de hacer en Fundación El Árbol y en nuestro trabajo con Bureo, pero con miembros de las comunidades de todas las edades. Las personas en estas comunidades pesqueras saben que la contaminación y los desechos plásticos en los ríos y el océano son un problema, lo ven de primera mano en la costa y en los muelles, pero no están seguras de lo que pueden hacer al respecto o cómo pueden ayudar. Ahí es donde entran Bureo y Fundación El Árbol, con Bureo haciendo la recolección de las redes de pesca usadas y la Fundación trabajando para educar a las personas sobre prácticas más sustentables.

La solución colectiva

En sus oficinas en Concepción, en Chile, Daniela se reúne con sus colegas —Paulina Romero Gajardo y María Fernanda Sagredo Fernández— para discutir la próxima programación de Fundación El Árbol. Esta organización sin fines de lucro organiza actividades de desarrollo comunitario para ayudar a los locales a reducir, reciclar y repensar sus hábitos de consumo.

La solución colectiva

“Tumbes Sin Plásticos”, una iniciativa encabezada por Fundación El Árbol y financiada por Bureo, se enfoca en la contaminación plástica de la cercana Península de Tumbes. El programa ayuda a la comunidad local, incluidos los propietarios de restaurantes, a cambiar productos de plástico desechables, como envases y bolsas de alimentos, por alternativas reutilizables o biodegradables.

La solución colectiva

En el restaurante Punta Norte, en Caleta Tumbes, el dueño del restaurant, Claudio Avilés se reúne con Daniela y su colega Nicole Mellado Trapp para conversar sobre el progreso de Tumbes Sin Plásticos.

La solución colectiva

Claudio y Daniela caminan por el Puerto de Caleta Tumbes.

Uno de los principios de Fundación El Árbol es que los proyectos colectivos ayudan a crear soluciones colectivas. Por ejemplo, al trabajar con el programa Net Positiva, de Bureo, ayudamos a iniciar un programa de compostaje comunitario en los pueblos pesqueros. Enseñamos a las esposas de muchos de los pescadores a construir composteras con materiales reciclados y les mostramos los beneficios que tiene el compostaje en sus comunidades y el suelo. También hemos trabajado con muchos restaurantes locales para que dejen de usar cubiertos de plástico de un solo uso, lo que reduce enormemente la cantidad de desechos plásticos innecesarios que se arrojan al medioambiente todos los días.

Además de mejorar las condiciones ambientales en Chile, este tipo de proyectos fomentan un sentido de comunidad y orgullo, sentimientos que continúan creciendo a medida que nuestras tierras y nuestras vidas mejoran. Es muy parecido a lo que me pasó al visitar la cabaña de mi abuela. Antes de ir yo era como los niños del programa de la Fundación: tenía miedo de quitarme los zapatos en la tierra. Pero una vez que pude experimentar los lugares salvajes de Chile, me enamoré de la naturaleza y me dio un propósito en la vida. Si podemos hacer algo similar con una sola persona, ya sea un estudiante, un dueño de restaurante, un pescador o cualquier otra persona de la comunidad, entonces sé que el trabajo que hace Fundación El Árbol está marcando una diferencia de verdad.

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