Un Liderazgo Supremo
La estrella del mountain bike de Becoming Ruby va en busca de algunas de las esquiadoras más poderosas allá afuera.
Las Kona Supremes: mi viaje exploratorio hacia el liderazgo femenino comenzó en 2016 con este grupo de mountain bikers compuesto exclusivamente por mujeres. Ellas me enseñaron a andar rápido y buscar grandes desafíos. Junto con las habilidades esenciales para la bici, empecé a entender cómo ser una buena compañera para otras mujeres en la comunidad outdoor.
Avanzamos un par de años. Empiezo a ser reconocida como atleta en el medio outdoor. La gente empieza a referirse a mí como líder (¡¿líder yo?!). Pero enfrento un quiebre con otra mujer para quien no fui una buena amiga ni líder, a quien no escuché como debía. Estoy devastada.
¿De verdad debo o puedo tener un rol de líder?
Mi respuesta a este temprano error fue la curiosidad y, durante la temporada de esquí 2019-2020 comencé a preguntarme, “¿Qué significa ser una mentora?”, “¿y una líder?”, “cuál es la diferencia entre liderazgo y mentoría?”, “¿cómo puedo apoyar de la mejor forma a las mujeres en el deporte?”, y lo más importante, “¿Acaso tengo lo que se necesita para ser una líder?”.
Estas preguntas me llevaron a esquiar con mujeres de varios niveles, habilidades y orígenes. Lo hice en paseos de refugio en refugio en la Sierra y en competencias de freeride en Alberta, Canadá. También en dos reuniones de mujeres con la esquiadora canadiense Leah Evans en Revelstoke, British Columbia, para sus campamentos Girls Do Ski. Y también en uno de los momentos más memorables de la temporada: esquiando en la cordillera de Wasatch, en Utah, con Caroline Gleich, una veloz y vibrante esquiadora de montaña y activista por el clima y las tierras públicas. En cada experiencia estaba la esperanza de absorber algo de cada una de ellas.
Lo que saqué en limpio durante la temporada es que las cosas buenas suceden de forma orgánica, cuando tanto los mentores como los líderes aportan algo a la ecuación y cuando todas podemos vernos como compañeras. Aprendí que algunas dinámicas no funcionan, lo que está bien. Que es importante honrar los deseos y el corazón del aprendiz. Y vi que ser una líder femenina en un espacio dominado por hombres es difícil y requiere mucha experiencia, fracasos y, en última instancia, tener la piel dura.
Poner estos pensamientos por escrito ha sido difícil pues mi recorrido aún no termina. Todavía estoy descubriendo cómo esquiar, cómo ser buena amiga y si realmente quiero ser una líder en este espacio.