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El Día de la Tierra se vuelve digital

Yessenia Funes  /  abril 21, 2020  /  Lectura de 8 Minutos  /  Activism

Mientras el mundo lidia contra los efectos de la pandemia, los activistas climáticos siguen luchando por nuestro futuro.

Ayisha Siddiqa es una de las principales organizadoras de la huelga por el clima del 20 de septiembre del año pasado en Nueva York, que reunió a más de 250.000 personas en las calles. Durante las últimas semanas, Ayisha y otros activistas han tenido que mover su organización al espacio digital. Foto: Keri Oberly

Casi todos los viernes desde junio de 2019, la activista climática Ayisha Sidding (20) ha faltado a clases en el Hunter College de la ciudad de Nueva York para hacer una huelga por la acción climática. Se reunía con sus camaradas a las 11 a.m.,  botella de agua y pancartas en mano, por cerca de cinco horas cada vez. Pero ahora todo eso está en pausa.

Ayisha es una de las cofundadoras de Polluters Out, una coalición de jóvenes activistas y científicos del clima cuyo objetivo es exponer a los contaminadores corporativos y evitar que influencien la acción climática. Para su primera gran manifestación como Polluters Out, Ayisha y otros miembros del equipo trabajaron meses por asegurar los permisos necesarios para montar una protesta cerca del edificio principal de las Naciones Unidas en Nueva York. Pero dado que el COVID-19 se ha convertido en una seria amenaza para la ciudad, decidieron sostener su manifestación online.

El cambio de planes demostró ser caótico y un desafío para los jóvenes manifestantes. Ayisha tenía altas expectativas para 2020 como el año para un cambio político, igual que muchos de sus colegas en la organización de acciones por el clima. Esta nueva realidad dejó descorazonados a los jóvenes activistas, cuyos planes parecieron volverse imposibles de ejecutar de la noche a la mañana.

“Muchos de nosotros estábamos molestos y tristes por tener que posponer (nuestros planes) ya que habíamos dedicado tanto tiempo en la organización. Una infinidad de noches”, dice Isabella Fallahi, la otra cofundadora de Polluters Out.

Pero esta generación “creció con internet”, como dice Ayisha, lo que significa que están más preparados que otros para trasladar su trabajo al espacio digital. La crisis climática continúa amenazando su futuro y una pandemia no cambia eso.

El 20 de marzo, durante una de las primeras protestas digitales en tomarse internet desde que comenzó la pandemia, jóvenes de Uganda al Reino Unido compartieron mensajes dirigidos a la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que coordina las charlas climáticas internacionales para el Acuerdo de Paris. Allí demandaron una prohibición a las corporaciones de los combustibles fósiles de financiar o atender a las negociaciones climáticas y compartieron historias en redes sociales sobre cómo la crisis climática ya está impactando sus vidas de forma directa a través del hashtag #PollutersOut. Además coordinaron una tormenta de tweets para destacar la forma en que las compañías de combustibles fósiles han metidos sus manos en las negociaciones climáticas internacionales.

Los jóvenes líderes ven la urgencia de su trabajo ahora más que nunca. “No queremos ser un movimiento que solo protesta y luego se va a su casa”, dice Ayisha. “Llegamos a esto con un objetivo final estratégico”.

Su objetivo está conectado directamente con la decepción que Ayisha y otros activistas jóvenes sintieron el año pasado durante la reunión internacional en Madrid por el Acuerdo de Paris, conocida como la COP25, donde los líderes del mundo acudieron donde las Naciones Unidas para discutir sobre los compromisos individuales de cada país para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Para muchos de quienes estuvieron protestando durante el año, enfrentarse por primera vez a la política de las negociaciones climáticas fue desalentador. El principal contaminador de España auspició el evento, ejecutivos de la industria de los combustibles fósiles lideraban paneles de discusión y, para el final de la conferencia, los líderes internacionales habían logrado muy pocos avances en los detalles del Acuerdo de Paris. Encima de todo eso, los jóvenes activistas que fueron invitados a la conferencia dijeron que en lugar de entregarles la oportunidad de exponer sus demandas a los líderes del mundo, les ofrecieron un tutorial sobre cómo armar un movimiento.

La forma en la que muchos de los jóvenes líderes climáticos ven el asunto, es que la falta de acción inmediata continuará mientras los gigantes de los combustibles fósiles sean capaces de apoyar financieramente estas reuniones gubernamentales internacionales, a los políticos que forman parte de ellas y a otras poderosas instituciones de la sociedad, como bancos y universidades.

“La Cumbre del Clima de la ONU fue, para ser francos, humillante para la juventud”, dice Ayisha. “Sin embargo, en el papel, las políticas que estos acuerdos o propuestas están tratando de lograr que los líderes del mundo promulguen son maravillosas, hay un montón de dinero siendo canalizado por parte de la industria de los combustibles fósiles”.

La acción es difícil de lograr cuando las industrias extractivas se adueñan de la conversación. Las compañías petroleras, gasíferas y hasta del carbón sabían ya en la década de 1960, mucho antes de que cualquiera de los jóvenes de hoy hubiera nacido, que sus negocios estaban calentando al mundo. A pesar de los estudios científicos internos sobre el clima, que apuntaban a develar las formas en que el dióxido de carbono impacta en la atmósfera, la industria de los combustibles fósiles salió a vender una narrativa en torno al negacionismo climático que llegó lejísimos, al punto de crear una multimillonaria campaña de desinformación para sembrar dudas sobre la veracidad del cambio climático o que los humanos tuvieran algo que ver con él.

Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences descubrió que las compañías de petróleo y gas usualmente premian con dinero a los legisladores que votan en contra del medio ambiente. El Heartland Institute, que está a la vanguardia de la investigación que niega el cambio climático, ha recibido al menos $676.500

dólares por parte de ExxonMobil desde 1998. Cada caída de un 10 porciento en el puntaje pro ambiental de un legislador, en el ranking que entrega la League of Conservation Voters, corresponde a una donación de $1700 dólares.

Los activistas jóvenes se están dando cuenta de que si los dólares de las corporaciones se siguen vertiendo en la política, los gobiernos seguirán retrasando la acción climática radical que se necesita para proteger la vida de las personas. Polluters Out planea hacer lobby con los gobiernos del mundo incluyendo el del Reino Unido, donde sucederá la próxima negociación climática, para prohibir al sector petrolero y gasífero participar en la conferencia de Glasgow. Ya no podrán hacer este lobby en persona, pero los adolescentes tienen planeado enviar emails y coordinar videoconferencias con oficiales del gobierno.

No es coincidencia que este grupo se haya lanzado durante el año de una de las elecciones más importantes de su generación, para muchos es la primera vez que votarán. Limpiar las elecciones de la influencia de la industria de los combustibles fósiles en los Estados Unidos y al rededor del mundo es otro objetivo del grupo, pero enfrentar a la “institución más grande y más corrupta”, como Ayisha describe a la industria del petróleo y el gas, la hace sentir extremadamente ansiosa. “Esto no es algo que esté haciendo por pasión”, dice. “Lo hago por necesidad”.

Los jóvenes ven una necesidad de líderes que escriban y aprueben leyes ambientales efectivas, para personeros electos que apliquen estas regulaciones y para un sistema político que no permita que los representantes sean comprados. Polluters Out continuará su huracán de posts en redes sociales cada Viernes (aquí como unirte al próximo) hasta el Día de la Tierra, para cuando los organizadores tienen planificada una acción digital aún más grande.

Cincuenta años atrás, la primera celebración anual del Día de la Tierra congregó a 20 millones de personas en las calles (10 porciento de la población de los Estados Unidos en ese entonces) para demandar regulaciones ambientales amplias que protegieran a las personas y la vida silvestre de los contaminadores. En parte gracias a esta masiva movilización, la administración de Richard Nixon creó la Agencia de Protección Ambiental y aprobó leyes históricas, como la Ley del Aire Limpio. Sin embargo, 50 años más tarde, queda mucho trabajo por hacer.

Los activistas jóvenes querían rendir un homenaje a la cantidad de tiempo que esta batalla ha estado activa, y también llamar la atención sobre la falta de acciones llevadas a cabo en estos 50 años. Para el Día de la Tierra de este año, el 22 de abril, activistas de una docena de grupos liderados por jóvenes están organizando una transmisión en vivo de 72 horas, con música, arte, charlas y seminarios en línea.

Su plan original incluía protestar en las calles, demandar que universidades e instituciones financieras se desvinculen de los combustibles fósiles y registrar votantes masivamente. Su alternativa incluye lo mismo. Solo que, por ejemplo, en lugar de protestar afuera de un banco para presionarlo a detener el financiamiento del petróleo y el gas, las personas podrán seguir los lineamientos de Polluters Out y conducir una tormenta en Twitter para exigir a sus bancos o universidades que se desvinculen de los combustibles fósiles. Para hacer que la gente se registre para votar, los jóvenes (muchos de los cuales aún no pueden votar) recurrirán a la banca telefónica y los mensajes de textos en lugar de la movilización puerta a puerta.

“Lo que vemos muy pero muy claramente ahora, es que las decisiones que hagamos políticamente en relación al clima durante el próximo año, en los próximos seis meses, en los próximos cinco años, van a ser cruciales para definir cómo será la Tierra el próximo siglo”, dice Azalea Danes (17), la coordinadora nacional de comunicaciones de Extinction Rebellion Youth US. “Es pertinente que elijamos a un candidato (presidencial) que tenga una política climática sustancial y realmente audaz”.

Al final, salvar al planeta significa tener en el poder a personas que se preocupen por él. Lo que suceda en Estados Unidos tendrá el poder de influenciar al resto del mundo. Mientras los contaminadores corporativos sean capaces de moldear esa influencia, resolver la crisis climática tomará más tiempo del que tenemos disponible. Los jóvenes no están dispuestos a sacrificar más de su futuro.

Estos son tiempos de incertidumbre, pero la juventud no se inmuta. Para cuando esta pandemia pase, vamos a escuchar el canto de los adolescentes en las calles, más motivados que nunca antes.

Únete al Día de la Tierra en Vivo

Únete a los jóvenes activistas en una protesta digital por la acción climática, para ayudar al registro de votantes en masa y demandar que universidades e instituciones financieras se desvinculen de los combustibles fósiles.

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